LOS DADOS SIGUEN RODANDO
Pienso alejarme más aún.
Trabajar en el campo, en un barco de pesca.
Olvidar la poesía.
Desaparecer en la tierra.
Pero es inútil.
Los tiburones se mueven incesantemente.
Hasta dormidos siguen nadando.
El látigo a mi alcance. Y el whisky.
Se hace de noche. Oscurece y ya no veo
mi letra pequeña.
Insisto en el silencio y la lejanía, como un vicio.
Abajo mi mujer escucha música africana.
No se imagina
que yo de nuevo organizo una conspiración
mientras lanzo los dados sobre el tapete verde.
Pedro Juan Gutierrez